Una de las grandes polémicas de los Juegos Olímpicos de París fue la calidad del agua del río Sena, que estuvo en discusión incluso durante la competencia. Un debate que se acentuó luego de que varios deportistas sufrieran problemas de salud tras nadar allí; entre ellos, una de las figuras de los Juegos.
Hablamos del irlandés Daniel Wiffen. En su debut olímpico, Wiffen logró la medalla de oro en los 800m libre, convirtiéndose en el primer campeón olímpico en natación de su país en la historia. El irlandés, que también ganó la medalla de bronce en 1500m libre, compitió en la prueba de aguas abiertas en el Sena, donde no logró medalla.
Por su gran actuación, había sido designado como abanderado de su país para la ceremonia de clausura en el Stade de France. Sin embargo, no pudo asistir por un problema de salud; derivado, se cree, de su incursión en el Sena.
“Estoy increíblemente decepcionado de perder la oportunidad de ser abanderado anoche. Ayer corrí al hospital porque me sentía muy mal con un virus que están tratando, y ahora me siento mejor”, expresó Wiffen en redes sociales.
No fue el único en sufrir consecuencias: la triatleta belga Claire Michel estuvo internada por E. Coli, mientras que la nadadora alemana Leonie Beck confesó que vomitó nueve veces tras competir, además de sufrir diarrea.
Insólito: la atleta estadounidense que deberá devolver la medalla de bronce
La gimnasta rumana Ana Barbosu fue reinstaurada como medallista de bronce de los Juegos Olímpicos de París 2024, en el ejercicio de suelo de gimnasia, reemplazando a la estadounidense Jordan Chiles, después de que la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) corrigiera su clasificación.
El Comité Olímpico Internacional confirmó la reasignación de la medalla menos de 24 horas después de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) rechazara la apelación del entrenador de Chiles, que inicialmente la había colocado por encima de Barbosu.
Jordan Chiles había terminado en tercer lugar durante la clasificación y compitió última en la final de suelo. Con una puntuación de 13.666, quedó en quinto lugar, por detrás de Barbosu y Maneca-Voinea, quienes obtuvieron 13.700.
Sin embargo, Cecile Landi, entrenadora de Chiles y del equipo de Estados Unidos en París, solicitó una revisión de la rutina de Chiles, que fue aceptada, aumentando su puntuación en 0,1 puntos, lo que le permitió ganar su tercera medalla olímpica.
Rumania apeló esta decisión ante el TAS, argumentando que la apelación de Landi se presentó fuera del tiempo permitido por las reglas de la FIG, que estipulan que cualquier apelación debe realizarse dentro de un minuto tras la publicación de la puntuación.
En ese sentido, el TAS falló a favor de Rumania, determinando que Landi había presentado su apelación 4 segundos después del límite, invalidando así el resultado de Chiles. Como consecuencia, la puntuación de Chiles fue revertida a 13.666, y Barbosu recuperó su lugar en el podio con la medalla de bronce.